sábado, 13 de septiembre de 2008

ARTESANIA Y COMERCIO



Muchos de los empleados que forman parte de los organismos que tienen que ver con el desarrollo de los programas de artesanía les gustan sobredimensionar las expectativas económicas de este renglón. Los estudios, que conllevan una cuantiosa inversión para su aplicación, se quedan engavetados en los archivos muertos de esas instituciones. A veces no sabemos como se invierte el dinero. De acuerdo a esos reportes, los proyectos siempre marchan viento en popa. En sus mejores exposiciones destacan cómo esos organismos trabajan para potenciar la producción, la calidad y la comercialización de la artesanía dominicana. Cómo es posible que un mercado que mueve unos RD$11,500.00 millones anual, lo que representa una buena parte del PIB, no pueda dedicar una porción de esos ingresos como tasa de retorno que sirva de alivio a ese paupérrimo sector. La realidad de nuestra artesanía es una, y está a la vista de todos. La visión que presentan los empleados son propuestas muy divorciadas de la cotidianidad. Como siempre, se habla mucho y se hace poco. Se trata de presentar un paraíso con Adán y Eva dentro, pero sin la culebra. Los mejores maestros artesanos viven en la indigencia y la desesperanza, amén de que el país no cuenta con un centro integral de formación técnica que funcione como un ente educativo y no por razones de otra índole. Nuestros hombres y mujeres quieren trabajar y no encuentran apoyo económico para proveer de materia prima sus centros de trabajo. Cómo puede un artesano insertarse en la cadena productiva si no dispone tan siquiera de una modesta estructura que le permita manejarse con cierta tranquilidad económica en el proceso de fabricación. Una frase sentencia que nadie muere en la víspera. Así es. Aquí no hay espacio para milagros. Algo parecido nos dice la economía cotidiana. Sin ahorros nadie puede acumular capital. Sin trabajo nadie puede hacer dinero. Sin dinero nadie puede comprar. La economía, como ciencia, tiene sus leyes, y dentro del conglomerado numérico, tanto las teorías clásicas como modernas nos dicen en lenguaje llano y popular, que sin trabajo no se puede lograr capital, al menos que no nos dediquemos a otra cosa. Es decir, si no se produce una transformación verdadera y efectiva no podemos avanzar en artesanía. Sin mano de obra calificada no podemos entrar en el marco de la competitividad. No es cuestión de promesas. Es cuestión de propuestas y de decisión. Podemos hacer mucho si existiese la real voluntad. El desarrollo debe ser línea pujante hacia el crecimiento, para que una vez y por siempre se produzca un giro de bienestar para nuestros artesanos.

SENTIDO ESPIRITUAL DE LA ARTESANIA

Por simple o compleja que parezca una artesanía, es un error apreciarla por su sencillez al  compararla con otra más atractiva por su acaba...