lunes, 29 de septiembre de 2008

ARTESANIA Y MANUALIDADES



El estudio de la artesanía como elemento cultural resulta a veces más complicado que lo que uno se imagina. Una parte importante de nuestra población, incluso la más ilustrada, ignora que no todos aquellos objetos que se realizan con la mano pertenecen al género artesanal. Un anafe, una silla, una mesa, una tambora, una güira o una batea no podrán ser consideradas obras de artesanía. Porque la artesanía no es trabajo manual ni nada que se le parezca. Hay que establecer la diferencia. Me llevaría mucho tiempo desarrollar a plenitud este tema tan fascinante como intrincado, pero haré lo posible para dar a conocer mis inquietudes de forma clara y precisa, sin hacer aburrida la lectura. La escuela de antes enseñaba el trabajo manual como una materia y desde niño quedé hechizado con ese tipo de habilidad que me llevó a trabajar como aprendiz en algunos lugares que enseñaban el oficio en mi natal Puerto Plata. Eran otros tiempos, pero hoy queda el fruto de esa sabiduría provinciana. Ni siquiera me pasa por la mente establecer diferencia excluyente, de rechazo y prejuicios. Lo contrario: amo las manualidades con el mismo afecto que profeso por la artesanía. Es difícil amar lo que no se conoce. De lo que sí pueden estar seguros es que no estoy estableciendo diferencias subjetivas. De ninguna manera. Es más, me atrevo a decir que he sido un fiel seguidor de esta generosa habilidad. Debido a que el vocablo artesanía goza de de un prestigio muy singular, algunos comercios utilizan la palabra artesanía en el rótulo su mercancía para darle cierta credibilidad al producto. De la artesanía a las manualidades existe un enorme trecho. Al hablar de manualidades nos estamos refiriendo a la puesta en práctica de una habilidad reservada a manos diestras capaces de crear belleza sin entorpecer el sentido mismo de su creación. Sobre el plano teórico alguien me apuntó que una tambora pudiera ser una obra de artesanía y le respondí que sí, con la debida aclaración de que lo lograría la magia de un artesano que le impregnaría fuerza imaginativa que la dotaría de un estado profundo de identidad suprema. Me asusta caer en incoherencia. Había dicho que la tambora pertenecía al género de las manualidades. Es verdad. Pero nada quita que un anafe, una silla o una mesa no existan en el conglomerado social como piezas de artesanía. La diferencia está en su aplicación y propósito para que puedan ser deschadas de identidad. Contrario a la creencia generalizada, la artesanía tiene la particularidad de adentrarnos en un fascinante mundo de pasiones donde la identidad es lo primordial y aquí establecemos la gran diferencia. La artesanía y las manualidades marchan por camino diferente y no se juntan jamás. Son dos elementos con cierto parecido pero con propósitos diferentes. Resulta preocupante el desconocimiento sobre artesanía en nuestras aulas. Contamos con excelentes artesanos y brillantes facilitadotes pero no somos capaces de marcar la diferencia. Las manualidades se han adueñado del espacio de los artesanos marcando un lugar preponderante de nuestra economía. La población se surte cotidianamente de relucientes adornos de bisutería creyendo obtener obras de artesanía. Esto se debe a que a nadie se le enseña a establecer diferencia. Para lograrlo hay que tomar conciencia de lo que significa todo lo relacionado con nuestra identidad. Repito que amo las manualidades pero hay que establecer orden y diferencia. No por mezquindad sino por principio. En el campo de la cultura es frecuente el choque de pasiones. A lo mejor cualquier teoría de la psicología nos orientaría mejor. Lo que sí puedo asegurar es que escribo con la mejor de las intenciones y talvez podría estar equivocado sobre un tema que muchas veces resulta más complicado que lo que uno se imagina.

SENTIDO ESPIRITUAL DE LA ARTESANIA

Por simple o compleja que parezca una artesanía, es un error apreciarla por su sencillez al  compararla con otra más atractiva por su acaba...