El reciclaje es en gran medida el más noble de todos los recursos de que se vale la artesanía para producir belleza. Es la síntesis de lo casual en el conjunto de actividades que persigue el aprovechamiento de artículos que han llegado al término de su vida útil, pero que admiten un uso adicional para algunos de sus componentes o elementos. Hay quienes experimentan en el reciclaje por curiosidad y quedan para siempre inmersos en este fascinante mundo de las combinaciones. No debe confundirse el reciclaje con la adición, que son dos situaciones muy diferentes. Porque el reciclaje es magia y bondad. Es embrujo y codicia. Es como agujero negro que todo lo atrae. Un amigo artesano de metales se convirtió en un experto en dotar de vida aquellos elementos que yacían en su entorno relegados al olvido e inutilidad. Volver a transformar la misma materia causa un torrente de emociones difícil de abandonar. El trabajador del reciclaje no escapa a la convicción de compromiso con la creatividad. Si la poesía enternece, el reciclaje ennoblece. Sus propósitos son claros y definidos. Que se entienda que el reciclaje no es una copia renovada de la antigua pieza, ni una réplica de su definición. En cualquiera de sus formas se apresta a darle vida, no solamente a su estilo, sino que sirve de elemento de sostén a la propia realidad. En concepto más definido, el reciclaje se convierte en un remolino de creatividad tanto individual como colectiva que recrea de manera espontánea los objetos perdidos.
La madera de rechazo unida a la gráfica se transforma en una comunión con la plástica. La materia en vía de extinción se renueva y da la sensación de perennidad que necesita cada obra para perpetuarse en el tiempo. El tema del reciclaje es tan abundante como fascinante. Mi objetivo no es crear escuela, ya que es materia reservada a los especialistas. Sí quiero dejar claro la idea que concibe o forma el entendimiento en materia de reciclaje artesanal. El reciclaje es habilidad que busca cosas diversas, de manera que formen un compuesto agregado. En cualquiera de su modalidad, penetra y expresa con dignidad su dominio en el área de las combinaciones.
